Mis abuelas tejían como los dioses. María , la materna, lo hacía al crochet...esas mantas increíbles todas blancas y cientos de posa todo. Recuerdo verla sentada por las tardes tejiendo con un hilito finiiiiiito y una agujita mínima.
La abuela paterna, Tita, siempre en dos agujas. En una tarde te podía hacer un sweter.
Nunca aprendí. No tenía paciencia. No me interesaba lo suficiente.No pasé del Santa Clara y una bufanda larguísima, o de unas varetas torcidas.
Pasó el tiempo y un día me dieron ganas, muchas ganas de tejer. Pero una abuela ya no estaba y la otra era muy viejita y sus manos no le respondían para enseñarme.
Y pensé...¿Por qué no les di bolilla en esas siestas interminables de verano?
Pero bueno, como soy cabeza dura decidí aprender. Me puse y me puse y tejí y destejí, sobre todo en crochet...y bueno, fue saliendo.
No lo dejé más.No tengo tanto tiempo para dedicarme a ello, pero es una actividad que me tranquiliza, y me gusta mucho.
Y sin muchos preámbulos, les presento la primera manta que hice para mi sillón, y un almohadón que regalé a Agus, mi amiga hace ya dos años.
Fui mejorando, no crean, jajajjajajaj
No tengo fotos de todas las creaciones, pero de a poco voy a ir subiendo lo que tengo.
Buen fin de semana...y a crochetear.
ANITA
